SAN FRANCISCO DE ASÍS
Desde el día en que encontró al Señor en San Damián, hasta el día en que murió en la Porciúncula, a lo largo de su vida de peregrino con sus hermanos, los Frailes Menores, aquel “poverello” de Asís redujo literalmente su vida a seguir a Jesús con alegría, sencillez, fidelidad a la Iglesia y ternura para todos (1182-1226).
Nehemías 2,1-8
Si a su majestad le parece bien, déjeme ir a reconstruir la ciudad de mis padres
Era el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes. Tenía el vino delante, y yo tomé la copa y se la serví. En su presencia no debía tener cara triste. El rey me preguntó: “¿Qué te pasa, que tienes mala cara? Tú no estás enfermo, sino triste.” Me llevé un susto, pero contesté al rey: “Viva su majestad eternamente. ¿Cómo no he de estar triste cuando la ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en ruinas, y sus puertas comsumidas por el fuego?” El rey me dijo: “¿Qué es lo que pretendes?” Me encomendé al Dios del cielo y respondí: “Si a su majestad le parece bien, y si está satisfecho de su siervo, déjeme ir a Judá a reconstruir la ciudad donde están enterrados mis padres.”
El rey y la reina, que estaba sentada a su lado, me preguntaron: “¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?” Al rey le pareció bien la fecha que le indiqué y me dejó ir. Pero añadí: “Si a su majestad le parece bien, que me den cartas para los gobernadores de Transeufratina, a fin de que me faciliten el viaje hasta Judá. Y una carta dirigida a Asaf, superintendente de los bosques reales, para que me suministren tablones para las puertas de la ciudadela del templo, para el muro de la ciudad y para la casa donde me instalaré.” Gracias a Dios, el rey me lo concedió todo. Palabra de Dios.
Lucas 9,57-62
Te seguiré adonde vayas
En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: “Te seguiré adonde vayas.” Jesús le respondió: “Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.” A otro le dijo: “Sígueme.” Él respondió: “Déjame primero ir a enterrar a mi padre.” Le contestó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.” Ortro le dijo: “Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.” Jesús le contestó: “El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.” Palabra del Señor.
Capilla de Guadalupe. Parroquia de Santa Cruz. Misa de 9,00
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